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Día 20: Confía en mí

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    Estoy hablando con la luna,
    esperando tu gitana fortuna,
    que venga y me hechice con un beso,
    esa es la plegaria que se escucha en mi rezo.

    Encontremos el cielo, es todo lo que quiero,
    todo tiene un comienzo, pero…
    tomao mi mano y vámonos de aquí,
    creamos un mundo nuevo, tú confía en mí.

    Tu tan bonita, que las flores te saludan,
    la luna se pone celosa de tu sonrisa sin duda,
    tu sola presencia deja mi elocuencia tartamuda,
    para todos mis males tú eres la mejor cura.

    Ven deja que cure todos tus complejos,
    dale una oportunidad al tiempo y vámonos lejos,
    que cada palabra y beso sea solo el reflejo,
    de querer ser eternos y juntos volvernos viejos.

    Tu belleza es única, no cubras tu cicatriz,
    eliminemos los miedos y quitémonos la armadura,
    voy a llevarte hasta la luna y que conozcas el cielo y seas feliz,
    dejémonos llevar al paraíso en el mundo de la locura.

    Sin darte cuenta le diste libertar a un preso,
    amante a la antigua y con un cora travieso,
    toma mi mano, vámonos de aquí,
    dejemos el pasado y permitámonos ser feliz.

  • Día 19: ¿Cómo es ella?

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    Si algún día conoces a alguien como ella date por jodido, ella es como esa canción que cantas a todas horas del día, una y otra vez, cómo esa película que quisieras volver a ver mil veces más, sin importar que te la sabes de memoria, cómo ese libro que no quieres que se termine para poder seguir leyendo sus páginas, como esa puesta de sol, que amas ver cada día en el horizonte…

    Porque cuando la escuchas reír, sientes que jamás quieres dejar de oírla, porque cuando la vez cantando a tu lado, sientes que eres la persona más afortunada del mundo, porque cuando la ves despedirse al final de la calle, sientes que una parte de ti se queda con ella y porque cuando está abrazada a ti, sientes que no necesitas nada más…

    Cuando conozcas a alguien como ella te darás cuenta de que ahora vive y jamás se irá de tu cabeza…

    Porque así es ella y no necesitarás nada más en tu vida, otra vez.

  • Día 18: Rosas y Girasoles

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    El lienzo en blanco intimida entre pausas,
    El vaivén de la vida a veces sin causas,
    Coherentes, vacantes, aparentes,
    Razones de suspiros están ausentes.

    La tensión que se vuelve inerte,
    Del saber que quieres pero no quieres querer,
    Ese latido que baja hasta el vientre,
    Delatando las mariposas que quieren nacer.

    La luna canta su melodía de sirena,
    Iluminando y observando sin decir nada,
    Viendo como sus ojos delatan el dilema,
    De lo que realmente añora su alma.

    Con solo simples y pequeños detalles,
    Escapando de la sombra del eclipse solar,
    Como los pétalos en tus costas y tus valles,
    Con luz plateada observar los girasoles brillar.

    El viento viaja gritando lo que se quiere callar,
    Cien kilómetros desde donde empezó a transmitir,
    Esas curvas peligrosas de su tímido sonreír,
    Un sutil mensaje que describe su felicidad.

    Entre rosas y girasoles se oculta el mensaje,
    El poeta no se distingue por su calidad de traje,
    Los lunares de la musa se vuelve su paraje,
    Más bello que cualquier otro paisaje.

  • Día 17: Mordidas (Parte 1)

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    Esto lo escribo más que nada para calmar mi mente que está hiperactiva, todavía no logro aterrizar lo que acaba de suceder. Estoy sentado en mi cama con las piernas recogidas y escribiendo esto con el celular, me estoy equivocando demasiado a la hora de escribir, mis manos están temblando como si tuviera párkinson. Todavía no pasa de medio día.

    Ya no sé en que día de la cuarentena estamos, la única fecha que tengo muy en mi mente fue mi cumpleaños, a mediados de marzo, fue la última vez que salí de mi casa. Mi cabeza ya está empezando a imaginar cosas por estar encerrado entre las mismas paredes y tener que convivir con las mismas personas una y otra vez.

    Desde hace más de una semana he estado viendo gente sobras recorrer los pasillos y la escalera de mi casa, el primero que vi fue en la sala y fue por una de las paredes que dan a la calle, caminando tranquilamente hasta perderse en donde iniciaba la ventana exterior. Todavía recuerdo como se me erizó la piel en ese momento.

    Las cosas han seguido empeorando desde entonces y no sé cómo va a parar todo esto. Ayer que me fui a dormir parecía que hoy iba a ser un día como cualquier otro, sin contratiempos, tener que levantarme temprano para ponerme a trabajar frente la computadora, como todos los días. Pero no estaba nada más que equivocado.

    No había pasado mucho después de las seis de la mañana y entre sueños sentí como alguien se sentó en el borde de mi cama, a la altura donde mis pantorrillas estaban. Sentí como me acariciaba la pierna con su mano, yo seguía dormido soñando con no sé qué. De un momento a otro sentí una presión sobre mi muslo, como si me estuvieran mordiendo con fuerza. Desperté bruscamente.

    Al abrir los ojos confundido por la sensación de la mordida vi correr una figura humana desde mi cuarto hasta el final del pasillo, me paré como pude y la perseguí hasta la escalera donde la perdí de vista y desapareció. Después de retomar el aire me miré la pierna y tenía marcada una perfecta mordida de una dentadura completa. Lo primero que pensé es que había sido mi hermana intentando jugarme una mala broma. E intenté volver ir a dormir las dos horas restantes antes que mi despertador sonara como siempre. Más que nada para intentar calmarme y no pensar de más.

    Más tarde le pregunté a mi hermana que por qué había hecho eso, lo cual ella lo negó rotundamente, por su expresión tuve que creerle, estaba tan confundida o más que yo. No me creía hasta que le mostré la mordida en mi pierna. Ya no sé que hacer, esto ha evolucionado al grado de materializarme y hacer daño físico. Viene por mí…

  • Catarsis

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    ¿Alguna vez te has puesto a pensar sobre lo que las otras personas piensan de ti? No soy nadie para decirte que está bien o que está mal, tal vez ni siquiera siga aquí cuando se lea esto. La vida se maneja al igual que el lenguaje, tiene sus pausas, sus comas, sus puntos y seguido y sus puntos finales.

    A veces no entendemos lo que nos pasa, pero muchas veces tampoco entendemos el porqué hacemos lo que hacemos. Se cree que la vida es un instante y hay que disfrutarla al máximo, como si fuera una lista de compras y debieras marcar las casillas que hiciste, y seguir un itinerario o si no sonará la campana que marca el tiempo límite.

    Y eso nos enmarca en un camino o andar que inconscientemente seguimos, y si no se hace inmediatamente te tachan con mil y un adjetivos. Debes terminar esto porque es tradición, debes terminar tus estudios antes de tal edad, debes de tener novia por lo menos tantos años, debes casarte a una edad específica, deberías ser papá a tal edad, debes, debes, debes…

    Si cada uno escribiera un libro con todas las historias que le han contado que debería cumplir, les aseguro que más de alguno sería Best Seller en varios países.

    Es muy fácil criticar a las demás personas por lo que se muestra en redes sociales, pero realmente, ¿crees que es totalmente auténtica la personalidad de alguien en sus redes sociales? ¿O solo es un personaje que se inventaron para vivir la vida que ellos quisieran vivir? ¿Tus redes sociales son tuyas o de un personaje similar a ti?

    Dicen que el pedir disculpas siempre es bueno, y el perdonar también. Pero por más que lo intentes, las cosas no se borran así de fácil, no funciona así la mente, incluso, mientras más intentas olvidarlo, más fácil te es recordar. Dicen que el agradecer siempre es bueno.

    ¿Alguna vez te has puesto a pensar sobre lo que las otras personas piensan de ti? Que te importe un carajo, jamás cumplirás los requisitos de los demás, siempre tendrás defectos. Que solo te importe lo que tú piensas de ti mismo.

  • Día 16: Desde abajo…

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    Había salido de la universidad, la tarde estaba lluviosa y todo el ambiente me daba ganas de llegar a mí recamara, tirarme en mi cama que siempre me relajaba y ponerme a leer durante el resto del día, sin preocuparme por comer, sin preocuparme de nada. Solo estar acostada y esperar a que mi novio me hiciera cariños y tal vez un buen masaje para relajarme y disfrutar del fin de semana que estaba comenzando.

    Meto mi llave a la puerta de entrada y la giré para darme cuenta de que no estaba cerrada con llave, eso era raro, debería de estar José en la casa, siempre llegaba antes que yo. No le di importancia y me metí a la casa arrojando en la sala la mochila hacia el primer sillón que se me atravesara por el camino. Solo pensaba en ponerme cómoda.

    La televisión estaba prendida, se escuchaba el canal de documentales sobre animales -no entendía como le gustaban los documentales, pero bueno- le grité que ya había llegado, no recibí respuesta.

    Fue hasta ese entonces en que la preocupación se hizo presente en mí, la sensación del lugar empezó a hacerse cada vez más fría. Las ventanas comenzaron a cubrirse de una escarcha que las recorría desde la orilla inferior hacia arriba, una ráfaga de viento corría desde la puerta de entrada que se abrió de un portazo hacia la planta alta.

    No quería subir, todo me guiaba hacia allá, el cuerpo me temblaba. Se empezó a escuchar ruidos extraños provenientes de la televisión, no sabía que tipo de programa era, sonaba como si alguien estuviera cambiando los canales uno tras otro a una velocidad que solo sonaban fragmentos de audio de cada uno de los programas. Subí las escaleras con precaución, el aire era tan helado que hacía que la piel se me enchinara y los bellos se erizaran.

    La única luz que estaba encendida venía desde la habitación donde dormíamos, la puerta del balcón que daba al patio interior golpeaba contra sí sola. Entre con cautela, me derrumbé al suelo en cuanto salí al balcón. Las lágrimas salían de mis ojos como ríos. Era él. Ahí estaba, frío, rígido, colgando. El desasosiego, el horror, la tristeza profunda que sientes que no puedes respirar, que el corazón se te rompe y ya no palpita más. No podía apartar la mirada de él, no podía parar de llorar.

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